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    Pablo Palacio

     

    Pablo Palacio nace en Loja, en 1906. Hijo de Angelina Palacio y Agustín Costa que nunca lo reconoció. Su madre falleció cuando Palacio todavía era un niño lo que provocó que se quede a cargo de su tío materno, José Ángel Palacio, un acaudalado lojano que fue quien se encargaría de costear sus estudios.  A los 3 años de vida sufre una fractura de craneo en un accidente, dicha fractura ha sido vinculada con todos los males que padeció el escritor. Otros mencionan que gracias a ese accidente la cabeza de Palacio se configuró para crear las grandes obras que generó.

     

    La muerte de su madre fue uno de los sucesos que lo marcó. Para su adolescencia Palacio escribiría un cuento llamado El huerfanito, en donde hablando de un asunto escabroso para él ya evidencia su capacidad para abordar con humor, sátira y crítica a temáticas incómodas. El texto participaría en Los Juegos Florales y recibiría un premio, anticipando los logros que el escritor obtendría en décadas posteriores, incluso después de su muerte.

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    Su tío lo inscribió en un tradicional colegio de Loja, el Bernardo Valdieso, y posteriormente, cuando se convirtió en bachiller, lo apoyó para que viaje a Quito a estudiar en la Universidad Central del Ecuador. Ahí, en 1925, Palacio se inscribió para iniciar sus estudios en jurisprudencia, los mismos que culminaría seis años después.

     

    En el año 1927, Palacio lanzaría su primer libro: Un hombre muerto a puntapiés. Texto que de entrada causaría remoción en la escena intelectual quiteña. En el mismo año publicaría Débora, su primera novela, ratificando su forma de contar historias y más que nada, abriéndose espacio entre todos los demás escritores que apelaban por el realismo social como el formato para hacer literatura en los años 30.

     

    Para 1932 empezó con la academia. Inició como profesor de Lógica y luego, cuando Benjamín Carrión asumió el Ministerio de Educación lo llamó para que sea su subsecretario. Durante esos años de burocracia Palacio lanzaría su novela Vida del ahorcado, bajo la misma línea con la que había escrito sus anteriores publicaciones pero esta vez presentando una organización distinta de los relatos y acentuándose más en el aspecto psicológico de sus personajes.

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    En 1936 vuelve a las aulas como profesor de la Universidad Central del Ecuador. Cumplidos los 30, Palacio se casa con Carmen Palacios, mujer cuencana con la que tendría dos hijos y con quien viviría hasta sus últimos instantes de vida. El 7 de enero de 1947, fallece en el Hospital Luis Vernaza de Guayaquil, tras haber padecido una larga enfermedad mental.

     

    Actualmente la obra de Palacio sigue siendo analizada y cada vez se encuentran más detalles que demuestran su genialidad. Sus novelas y cuentos se siguen traduciendo a nuevos idiomas y tal como se ha dicho antes, Pablo Palacio llega cada vez a más personas gracias a que es identificado como uno de los escritores vanguardistas de Latinoamérica.

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